Las mejores series de los 90´s


Seinfeld (1990)

Una serie que partió de menos a más. En donde el humor judío neoyorkino nunca se hizo tan patente en la pantalla chica. Ahondar sobre que trata no tiene mucho sentido, ya que es evidente que este sitcom basa sus diálogos en “situaciones”, la gran mayoría de ellas inspiradas en las desventuras del co-guionista Larry David, quien a través de su alter ego, George Constanza, va desnudando las desventuras del paradigma de un perdedor, siempre maldiciendo su mala suerte y exagerando la fortuna.
Jerry, es su antítesis, preocupado por su apariencia (vean el capítulo de la talla 44 o el de “la chaqueta”), de las historietas de Superman, de las mujeres con que sale (darle un vistazo el capítulo sobre la hermosa fémina con manos de hombre) y al que en general, las cosas le salen bien. Cosmo Kramer, es el vecino excéntrico, acompañado por quien es un loco maniático, Newman, el enemigo declarado de Jerry, y un eterno enamorado de la cuarta protagonista: Elaine, una ex novia de Seinfeld, que se caracteriza siempre por hablar de más y meter las patas cuando de verdad, no había necesidad.
Capítulos notables de esta gran serie son cuando Constanza y Jerry son confundidos por la prensa como una pareja gay y para defenderse de no ser homosexuales, y no herir susceptibilidades con un “no hay nada de malo en eso”, o cuando George logra encontrar el mejor lugar para estacionar, justo frente al hospital, en que nacerá un futuro ahijado de Seinfeld, y un sujeto se lanza al vacío cayendo justamente sobre su auto.
Otros grandes momentos se producen con Elaine, quien decide encarar al dueño de una tienda de sopas por imponer términos dictatoriales para poder obtener una ración de ella, el llamado “nazi de la sopa”, o bien cuando empieza a restringir sus relaciones sexuales porque su anticonceptivo favorito “la esponja” escasea en todas las farmacias. Da para largo, porque el mundo de Seinfeld es bastante extenso, ya que en lo que a series cómicas se refiere, este sitcom se lleva el palmarés. Por lejos.


Los Expedientes Secretos X (1993)

Al revés de Seinfeld, esta serie partió como caballo inglés. La historia del agente Fox Mulder tratando de encontrar a su hermana Samantha, abducida por extraterrestres cuando ambos eran pequeños, acompañado en su búsqueda por la científica agente Dana Scully, fue todo un suceso de audiencia para la FOX en dicha década.
Sus primeras temporadas siguen una estructura lineal centrada en la vida de Mulder, la búsqueda de su hermana y la forma en que se enfrenta a las conspiraciones del gobierno, graficada en las cortapisas e intentos de sabotear sus intentos por descubrir la verdad, a través de la imagen del Hombre Cáncer.  A su vez, goza de la ayuda de otro personaje, Garganta Profunda (obvia referencia al apodo usado por el subdirector del FBI de la época, para desenmascarar las escuchas ilegales de Watergate), quien sufre las consecuencias de estar bajo la lupa constante del gobierno.
Los X Files guardan una semejanza con lo hecho años antes por David Lynch en Twin Peaks, y de alguna forma, una década después, por “Lost”. Hacer muchas preguntas, cuestionarnos y entregarle al espectador el debate de ellas, y de paso esperanzarnos con la búsqueda de esa palabra mágica llamada “verdad”. La diferencia estriba en la forma que cada una de ellas cierra el ciclo.
Lamentablemente, para quien escribe, esta serie sufrió de manera terrible la desorientación de sus guionistas y la presión comercial por estirar como un chicle una historia que perfectamente pudo cerrar de manera digna en solo cuatro temporadas, lo que terminó contándose en nueve. No obstante, sigue siendo hoy, por el valor de la intensidad de su narración, por capítulos notables en donde se exploraba el terror puro, y el miedo escabroso a lo desconocido, un bien escaso en la televisión abierta.
DisclaimerSeguramente de esta reseña y de la que venga, quedaran muchas fuera, ya que si hay algo de lo cual puede presumir esta década, es que en ella surgen verdaderas fanaticadas, capaces de derribar a las frías estadísticas del rating, y de tornar en un diálogo mezquino y dogmatico, cualquier juicio de valor que se esgrima contra la serie que se trate.
Nota del Editor (Francisco Campos): me disculpará meter la cuchara, pero me encuentro totalmente en desacuerdo con usted respecto al hecho de que los X -Files partieron de menos a más, puesto que considero que sucedió totalmente lo contrario. Desde sus primeras temporadas los guionistas apelaron a mitos urbanos y a cuestiones que recordaban a Twlight Zone, que más que terror y misterio recordaban a esas series burdas de los cincuentas y sesentas.
No fue hasta fines de los noventas que la serie comenzó a hilar fino y a encontrar un rumbo que articulara los episodios, incluso, cuando desapareció Mulder y parecía que todo se iba bien a la mierda, la historia se mantuvo firme hasta el último capítulo de la serie,  una de las mierdas más grandes que me ha tocado presenciar en la vida  y que hechó por tierra todo lo que se había hecho por casi una década.

Parker Lewis No Pierde (Parker Lewis Never Lose)

Una de las más extrañas y entretenidas series adolescentes de todos los tiempos. Es la simple historia de un winner simpático, Parker Lewis y sus aventuras en el Instituto Santo Domingo, donde se acompaña de su grupo de amigos, dentros de los que sobresale el inolvidable Kubiac, un gordo bonachón que siempre ofrecía la fuerza bruta necesaria para blindar al bueno de Parker de los ataques del resto. Lo cómico es que las principales enemigas de Lewis no eran ni las cheerleader ni los bacanes del futbol americano, sino que su insoportable hermana Shelly y la histérica directora del colegio, Grace Musso. La verdadera serie-madre de “Malcolm”.
Solo para recordar, la escena en que Larry Kubiac debía competir en un campeonato de box y para dar con el peso, bota el chicle que mascaba, y así logra bajar los 3 o 4 kilos que necesitaba.

Salvados por la Campana (Save by the bell)

Había algo de atractivo y a su vez desagradable en esta serie. Sus protagonistas eran una sucesión de clishés y estereotipos, tales como el latino cachondo y musculoso, la afroamericana a la moda (algo anclada en los ochenta), el anglosajón ganador y canchero, el judío nerd y pavo y la gringa odiosamente feminista y ecologista. Mientras, Zach Morris era el rubio con hombreras, chaquetas de jeans y zapatillas con caña, encargado de andar con la trampa y buscando como engatusar a la chica bonita de la secundaria (Kelly Kapowski, en su mejor momento, hace ya varias parrilladas atrás).
Zach, se supone, siempre lograba engañar al director de Bayside, el señor Belding, con argucias propias de un niño de quinto básico.  Digo se supone, porque no puede existir alguien con tan poco seso para caer en bromas tan infantiles. Pero bueno, si Salvados por la Campana fuese estrenada hoy, competiría de tú a tú con perlas como Hanna Montana o Zach y Cody, en el Disney Channel.
Esto no quiere decir que no tuviese sus puntos a favor. Era difícil no esbozar una sonrisa con la estética sesentera y absolutamente demodé de la cafetería donde se reunía el grupo de amigos de la secundaria. Como ver a A.C. Slater llamando a Kelly “pimpollo”,  susurrándole al oído o viendo la cara de idiota al futuro actor-amateur porno Screech, quien enamorado de Lisa, solo tenía un fin en esta tierra: mandarse cagadas y luego mirar a la cámara poniendo cara de papiche.
Pero cuando esta serie quería ponerse fundamentalista, lo hacía sin asco, como cuando se ocupaba un capítulo entero a enviar mensajes contra la droga o las infaltables escenas en que  las chicas impedían cualquier intento del galán de turno  por querer pasarse de listo. En esta fiesta no había rock and roll, definitivamente.
Juegan a favor de esta serie, el elemento nostalgia, tan distorsionador a veces de la realidad. Hoy les llamamos placeres culpables. A la hora de la once, esta sencilla y bobalicona serie era una digna alternativa a los saltos de Hellmito junto a un grupo de escolares, mientras de fondo se escucha la voz en off del extinto Pelao “Conace” Lira, en Extra Jóvenes.

Felicity

Era la primera serie de J.J. Abrams (co-creador de Lost) y venía precedida de buenas críticas. Esta serie  hablaba de las desventuras de Felicity Porter, una niña bien que seguía a su amor platónico desde California a New York y se inscribía en la Universidad estatal de la ciudad de los rascacielos, renunciando a otra institución de más prestigio. Hasta ahí la cosa no pinta muy bien, pero luego el desarrollo de su temporada nos muestra un grupo de estudiantes enfrentados a los primeros y turbulentos años universitarios.
SPOILER: Es el caso de una amiga de la protagonista, buscando impresionar a un estudiante de cine, revisando antes de su cita interminables cintas de Tarkovsky, es violada por el andante cinéfilo SPOILER OFF; chicos pillados copiando el trabajo de otro, el amigo gay que busca casarse con su pareja, y bueno, lo que pasa en muchas de estas series, todos terminan con todos. Acá no hay triángulos, hay pentágonos amorosos, pero con una muy linda fotografía, algo más trabajada que cualquier otra contemporánea, con diálogos que intentan sonar inteligentes (no por eso lo logran), y donde Felicity no hacía otra que sufrir por el despecho. Su titulo debió ser “Tristicity”.

Friends

No hay mucho que se pueda agregar sobre esta serie que no se conozca ya. Famosamente conocida por retratar la vida de un grupo de treintañeros con síndrome de Peter Pan, que de sus personajes por lejos, el alma de ella era el ingenuo (por decirlo de forma suave) Joey Tribbiani, a cargo de quien estaban los mejores chistes.
En un principio Chandler Bing su compañero de departamento, le hacía mella con diálogos que denotaban su carácter de perdedor y manfinflero, pero con el tiempo los guionistas se enfocaron cada vez más en enseriarlo pasándolo a un segundo plano, dejando todo el peso de las historias al núcleo compuesto por Ross y Rachel y claro, en Joey.

That 70’s Show

Era raro lo que pasaba con esta serie. Lo daban por la cadena más conservadora de gringolandia (lo cual es mucho decir): la Fox, a la hora de más alta audiencia, y se mostraba de maneras bastante evidentes, que los protagonistas se juntaban en el sótano de la casa de uno de ellos a fumar marihuana y a conversar sobre trivialidades un buen rato. El humo del incienso aparecía constantemente durante la primera temporada, pero no habían ni ojos rojos ni pálidas de por medio.
A propósito de esto, cabe recordar el capitulo en que los padres de Eric se comen los “brownies especiales” que había dejado Hyde (que juego de palabras) en el horno y toda los diálogos posteriores, junto al respectivo bajón de la mama de Forman. De aquí surgió una camada de actores como Ashton Kutcher, Mila Kunis y Topher Grace, que hizo de Venom, en la más lamentable de las versiones de Spider Man.
Duro 8 temporadas y dio pie para que naciera un apéndice con poca vida “That’s 80 show”, que no paso de algunos capítulos en su primer temporada.

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