Soy un superheroe...pero necesito una doble identidad!

La mayoría de los superhéroes comparten un elemento irrenunciable y esencial en ellos: la doble identidad. Una circunstancia que les hace transitar entre dos estados bien diferenciados: el real y el simulado, su alter ego.
Son identidades que discurren paralelas y, por tanto, nunca se deben cruzar. Una exigencia ésta que le supone un esfuerzo emocional extra al personaje y, por supuesto, el inevitable uso de un disfraz.

Un disfraz que impida al resto de los humanos asociar ambas identidades, en una misma personalidad. Y es que, a diferencia de nosotros, cuando de pequeños jugábamos a disfrazarnos, los superhéroes se ven obligados a disfrazarse de otros.
Les va en ello no sólo su propia seguridad, sino la que es aún más importante: la de sus seres queridos. Es por tanto el asunto del disfraz, una pieza fundamental en el rol del superhéroe. Y lo fue desde el principio, ya en el primero de ellos.
En el Hombre de Acero,Superman.
Sin embargo hay veces que el disfraz, difícilmente, justifica que no se identifique al superhéroe con la persona. Un caso paradigmático de lo que les estoy contando es, precisamente, el de Superman y Clark Kent. O de Clark Kent y Superman. Que tanto monta.
Les digo esto porque esta cosa de decidir quién es el que se disfraza y, por tanto, quien es el alter ego del otro, no siempre es lo que parece. De modo que habrá que aclararlo, si bien ya tendrá que ser en otra entrada. En ésta vamos con lo que estamos: el disfraz de Superman.
Que para muchos, y no es que haya que fijarse demasiado, es el disfraz más tonto del mundo. Y tras su tontuna pretensión, una de las primeras preguntas escépticas que se hicieron la legión de seguidores del hombre de Krypton.
¿Por qué la gente no se da cuenta de que Clark Kent es Superman?
Porque estarán conmigo que entre ellos dos hay algo más que un “parecido razonable”, a pesar del disfraz. Vamos que aún con el engominado y los lentes gruesos, siguen teniendo la mismita, mismita, cara.
 Entonces, ¿cómo es que no lo ven?
La verdad sea dicha es que este asunto, ya desde el principio, trajo más que preocupados a los padres literarios del personaje. Y a lo largo de los supermánicos años, no han faltado justificaciones acerca de cómo era posible que nadie se diese cuenta de que Clark Kent era Superman. Veamos.
Primera hipótesis
La primera de ellas, al menos hasta donde he podido averiguar es, claro, la más simplista. Sencillamente se miró el problema desde lejos y se negó la mayor.
Los habitantes de Metrópolis no los asociaban, por la sencilla razón de que no tenían motivos para pensar que Superman tuviera una identidad civil secreta. Nadie se planteaba que el extraterrestre tuviera que vivir entre ellos. Como uno más.
A los ojos de los terrícolas, como superhéroe que era, Superman no podía tener dimensión humana. Ni por tanto sus necesidades. Así que muerto el perro, se acabó la rabia.
No está mal traído como salida.
Sin embargo nada resulta tan sencillo en esta vida, cuando se ve de cerca. Es en las distancias cortas  donde se aprecian los detalles. Además, una cosa es mirar y otra más profunda ver.
Y los detalles observados hicieron que mucha gente, empezaran a pensar que Clark y Superman no tenían más remedio que ser la misma persona. (Continuará)

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