Los premios Darwin se otorgan a las personas lo suficientemente estúpidas como para morir en situaciones de riesgo provocadas por su poca inteligencia, pero cuya eliminación del mundo de los vivos impide que los genes de su estupidez se sigan transmitiendo.
Andrew estaba con unos amigos en el sótano de su casa, jugando videojuegos y bromeando, pero no se hallaba de buen humor. Como quería que sus compañeros adolescentes dejaran de molestarlo, sacó su pistola de paintball, una Tipman 98 Custom, y dijo que el seguro estaba puesto, pero que dispararía a quien hiciera alguna broma a costa suya.
Sin embargo, uno de los que ahí se encontraban no le creyó y luchó con Andrew, tratando de quitarle la pistola. Andrew lo dominó, tirándolo al suelo y después, para demostrarles a los demás que el seguro estaba puesto, se puso el cañón de la pistola en la boca y disparó.
Los ojos de Andrew se desorbitaron cuando la bola de plástico impactó a 100 metros por segundo. Comenzó a brotarle sangre de la boca y tosía imparablemente. Se negó a que sus amigos llamaran a una ambulancia, y al poco tiempo su garganta estaba tan hinchada que le costaba trabajo respirar. No pudo comer en tres días y no habló durante una semana.
Pero se recuperó, y cuando finalmente pudo abrir la boca para examinar los daños, se dio cuenta que se había volado la úvula, y que había perdido el reflejo nauseoso, además de lo cual no hubo, al parecer, ningún otro daño permanente.
Y, además, se las arregló para que sus padres no se enterasen
Premio Darwin: Concedido
