La mística existe. Vaya que existe. Vélez se puso 2-1 cuando media hora antes ya se miraba afuera de la Copa. El Amalfitani por primera vez se venía abajo. Y Fernando Ortiz, veterano de mil batallas, pierde la carpeta y se hace sacar una amarilla tonta.
Su equipo queda con 10 jugadores. Pero igual va. Martínez, una pesadilla, genera un penal a puro talento. Era 3-1 y clasificación. Silva, veterano de mil goles, se patina y la tira por arriba. El Amalfitani se calla. Los jugadores locales ya no tienen más reacción.
Dos sucesos increíbles, típicos de Libertadores. Dos sucesos que demuestran que Peñarol tiene un sabor especial para este torneo. Cuando peor la pasaba, recibe el placer de quedar con uno más. Cuando la serie se le ponía horrible, recibe el error de un hambriento del gol como Silva.
Por eso agitan las camisetas, incluso lloran, y alzan los brazos a la tribuna. Están en la final. Sufriendo como en Santiago, cierto. Perdiendo como en Santiago, también. Pero con la conciencia tranquila de haber jugado otro gran partido y el corazón caliente de sentir dos colores que los protegen.
Pudo ser para cualquiera, pero fue para Peñarol. Porque en la ida tuvo el mérito de no recibir goles. Porque en la vuelta tuvo el mérito de hacer uno en un primer tiempo inesperado, donde no salió a defenderse con un ómnibus como muchos esperaban.
Ganando las divididas ante un rival demasiado frío, llegó con facilidad al arco contrario. Martinuccio y Olivera avisaron, Mier pegó. Recién abajo en el marcador, Vélez se percató de que estaba en una semifinal de Copa y empezó a acelerar los motores.
Al intento de fútbol bonito le agregó energía y sentimiento. El gol de Tobio, la figura del local junto a Martínez, le cayó como un vaso de agua en pleno desierto. Pero en el segundo tiempo volvió a encaminzarse a través del pase intrascendente.
Peñarol, encantado, volvió a mostrar su mejor versión. Defendiendo sin sufrir en la última línea, era todo eficacia de mitad de cancha para adelante. Olivera pudo ahorrar varios infartos. Pero la erró debajo del arco y Silva no perdonó del otro lado.
Era 2-1...y entonces llegaron los sucesos increíbles. Esos que dejan a Peñarol en la final, a un paso de ser campeón. Porque la mística existe.
Vélez Sarsfield: Marcelo Barovero, Fabián Cubero (13' Fernando Tobio), Sebastián Domínguez, Fernando Ortiz, Emiliano Papa; Augusto Fernández, Héctor Canteros, Víctor Zapata (87' David Zapata); Maximiliano Moralez (60' Ricardo Alvarez); Juan Manuel Martínez, Santiago Silva
DT: Ricardo Gareca
Peñarol: Sebastián Sosa, Alejandro González, Carlos Valdez, Guillermo Rodríguez, Darío Rodríguez; Matías Corujo, Nicolás Freitas, Luis Aguiar, Matías Mier (70' Fabián Estoyanoff); Juan Manuel Olivera, Alejandro Martinuccio (82' Emiliano Albín)
DT: Diego Aguirre
Goles: 34' Matías Mier (P), 45' Fernando Tobio (V), 66' Santiago Silva (V)
Roja: 69' Fernando Ortiz (V)
Jueces: Enrique Osses, Francisco Mondría y Patricio Basualto (Chile)
bonus track
¿QUÉ SE DIJERON SILVA Y OLIVERA?
Santiago Silva, tantas veces héroe de Vélez e indiscutiblemente el mejor jugador del fútbol argentino en los últimos tres años, tuvo que sufrir ayer el duro momento de errar un penal decisivo para los de Liniers.
El "Tanque" jugó bien y convirtió el segundo gol del equipo argentino, pero a 15 minutos del final tuvo la chance de sellar la clasificación para Vélez con un penal cometido por Guillermo Rodríguez.
Silva resbaló al momento de pegarle y la pelota se fue por arriba del arco, dándole a Peñarol la chance de clasificar a la final de la Libertadores. El golpe psicológico para Vélez fue tremendo, que no dispuso de ninguna ocasión clara luego del fallo, y dejó a Silva anímicamente muerto al final del partido.
Tanto Guillermo Rodríguez como Juan Manuel Olivera fueron a abrazarlo al final del partido, mientras la emisión de Fox Sports mostraba cómo el Tanque se increpaba a sí mismo por la situación.
Justamente la relación entre Olivera y Silva generó una situación particular segundos antes del tiro penal. Santiago y Juan Manuel fueron compañeros de liceo y compinches desde la adolescencia, y se reúnen cada tanto a jugar al Fútbol 5 con sus ex compañeros de barrio y estudios. Además, Silva es padrino del hijo de Olivera y viceversa.
Cuando Silva miraba fijo a la pelota, momentos antes de tirar el penal, su amigo Olivera le pidió aparentemente que errara el penal, con el objetivo de ponerlo nervioso. Olivera no quiso confirmar estas versiones, aclarando a Telemundo que "son cosas que quedan dentro de la cancha". La cámara de Fox Sports muestra claramente cómo el "Tanque" le responde, enojado, las siguientes literales palabras (si el lector disculpa el vocabulario): "La concha de tu madre, Juan, la concha de tu madre".
Además, el arquero Sebastián Sosa comentó que Olivera le había dicho que se tirara a su izquierda si Silva remataba un penal. Según Sosa, se arrojó a la izquierda antes que el "Tanque" pateara, lo que pudo haber hecho cambiar de idea al delantero a último momento, que finalmente resbaló.
Al término del partido, la cadena C5N entrevistó a los hinchas de Vélez que salían del Amalfitani. Mientras algunos apoyaban al jugador uruguayo, por todas las alegría que dio al club en los últimos tiempos, otros llegaron a decir que el "Tanque" Silva "cambió el penal por un chalet en Punta del Este".
El insulto del "Tanque" y el tiro posterior pueden verse en el siguiente video