Los premios Darwin se otorgan a las personas lo suficientemente estúpidas como para morir en situaciones de riesgo provocadas por su poca inteligencia, pero cuya eliminación del mundo de los vivos impide que los genes de su estupidez se sigan transmitiendo.
(Enero 2008, Pennsylvania, Estados Unidos)
Un hombre de 23 años con varios piercings en el cuerpo decidió divertirse un poco en el trabajo para salir de la rutina. Se preguntó que se sentiría al pasar una corriente eléctrica a través de los piercings que tenía en el pecho. Varios de sus compañeros de trabajo intentaron disuadirlo, pero él los ignoró.
Acto seguido, conectó dos pinzas unidas a la corriente eléctrica a los piercings que nuestro héroe tenía en los pezones y oprimió el botón de encendido.
Sus compañeros trataron de revivirlo dándole resucitación cardiopulmonar hasta que llegó la policía y los servicios de rescate, pero no tuvieron éxito y murió.
Si el experimento resultó placentero o no, jamás lo sabremos.
Premio Darwin: Concedido