Los premios Darwin se otorgan a las personas lo suficientemente estúpidas como para morir en situaciones de riesgo provocadas por su poca inteligencia, pero cuya eliminación del mundo de los vivos impide que los genes de su estupidez se sigan transmitiendo.
(15 de junio del 2002, Inglaterra)
Un jardinero de 28 años cortaba las ramas de un abeto, pero decidió ahorrarse un poco de tiempo quemando las ramas conforme las aserraba.
Para tal efecto, prendió una fogata al pie del abeto, e iba arrojando la madera desde lo alto, para que se consumiera.
Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba.
Al poco tiempo, el abeto comenzó a arder, y el individuo no tuvo oportunidad de bajar antes de que el fuego lo alcanzara, y murió a causa de las quemaduras
Premio Darwin: Concedido