Entre tanto mega-estreno hubiese resultado sencillo olvidarse del de la cuarta película basada en los X-Men, ambientada en los 60’s. Hubiese sido una pena, porque la película es una de las mejores cosas que le pasó a la franquicia, como detallamos a continuación (a ritmo psicodélico).
La jugada de Matthew Vaughn y compañía fue arriesgada: reposicionar a una historia centrada en los mutantes del Marvelverso en la década del 60, alejando al público de todo marco de referencia posible de las anteriores entregas de la saga, podía generar un producto que terminase alienando y sufriendo en taquilla. Más allá de que la recaudación de la película fue pobre para lo esperable, el director de "Kick-Ass", con la ayuda deBryan Singer (que parece haber aprendido de su traspiés creativo con "Superman Returns", al menos en lo relativo a la producción y escritura de guión de películas de superhéroes), logran un producto final que, lejos de aburrir, trae aires nuevos a la historia del "siguiente paso en la evolución humana", historia que vio surgir a su peor propuesta argumental y, paradójicamente, la más taquillera, en la tercera película estrenada hace unos años.
Por supuesto, en mayor o menor medida, "X-Men: First Class" se apoya casi unívocamente en la excelentísima actuación de sus dos protagonistas principales, pero eso implica adelantarnos a los hechos (o las palabras de esta reseña, calculo).
"X-Men: First Class" funciona con efectividad, revitalizando una franquicia que a estas alturas estaba mostrando señales de estancamiento creativo al redefinir el contexto de concreción de esta historia de mutantes y maniáticos megalomaníacos. Al salir del cine, me quedé con la sensación de que ojalá esta entrega sirva para consolidar para la saga X-Men nuevos comienzos, centrados nuevamente en los temas fundamentales (prejuicio, adaptación, elecciones personales, reacciones del entorno) que le dan sentido a esta historia de "diferentes".
Volviendo a la película, esta está ambientada en los 60's, en plena Crisis de los Misiles de Cuba y con un groove psicodélico en auge, y explora el surgimiento y ascenso de algunos de los mutantes más famosos del universo X-Men, que luego contarán con historias más detalladas en las entregas cronológicamente posteriores. En particular, la película detalla los orígenes de la amistad destinada a la tragedia entre el Profesor Charles Xavier, quien a poco de comenzar la película es un estudiante universitario extremadamente exitoso, y el traumatizado Erick Leshner (posteriormente conocido como "Magneto"), sobreviviente de un campo de concentración nazi. Erik está focalizado casi exclusivamente en cazar a los responsables de su tragedia personal, gesta oscura que lo lleva a los rincones más recónditos del planeta (como Argentina, je). La película permite presenciar los orígenes de mutantes conocidos por la saga cinematográfica (Mistique,Magneto, Beast, etc.), e introduce numerosos personajes nuevos, tanto por el lado heroico (Havok, Darwin, Angel,Banshee, etc.) como por el lado de los villanos antagonistas (Sebastian Shaw y su Hellfire Club, Emma Frost,Azazel, etc.).
Más allá de un argumento interesante y elaborado que se desarolla a lo largo de más de dos horas hábilmente contadas con pulso firme por Matthew Vaughn, en el que se transmite el suficiente sentido épico centrado en las viscisitudes de la Guerra Fría y la lucha desesperada por evitar el inicio de la 3ra Guerra Mundial, la película se apoya y gira en torno a la relación de Charles Xavier y Erik Leshner, relación magistralmente desarrollada por dos actores de primera línea como son James McAvoy yMichael Fassbender. Estos dos actores se roban la película, con actuaciones muy logradas que transmiten en poco tiempo la profundidad, el peso y la importancia de la amistad entre dos de los mutantes más poderosos del universo Marvel.
En general, las actuaciones de la película funcionan bien, salvo por una performance débil e inexpresiva de January Jones, que parece esculpida en cristal (o diamante) en más de un sentido (parece tener la misma expresividad que un pedazo de piedra, para ser claros). Por el lado de los antagonistas, Kevin Baconnuevamente demuestra por qué los papeles malosos le vienen como anillo al dedo, con un intersante giro para Sebastian Shaw y sus maquinaciones infernales (redoble de tambores). Resulta bastante divertido notar que Vaughn se las ingenió para meter en el cast a más de un personaje secundario encarnado por los clásicos actores que uno puede asociar a papeles militares,Michael Ironside incluido. Hay un par de cameos hilarantes y bien efectivos por el lado de Hugh Jackman y Rebecca Romjn-Stamos, entre otros.
La película, más allá de una historia interesante, está bien enraizada en la época presentada, con un ambiente sesentoso interesante que funciona y da mucha frescura a la propuesta. Desde un punto de vista visual, la propuesta es más que adecuada, con un 2D (al fin) explotado con gusto y decoro. Lamentablemente, en un par de casos, el maquillaje y los efectos no funcionan tan bien, sobre todo por el lado de la caracterización de algunos de los mutantes más extraños físicamente; Mystique no convence tanto en su maquillaje adolescente como su contraparte en las primeras películas de la saga, pero la peor parte se la lleva la versión de "First Class" de Bestia, que está tan espantosamente realizada que más que "Bestia" debería ser llamado "Bichín" o "Leoncito Triste" (más que asustar, cuando aparece da ganas de llevárselo a la cama al mejor estilo "osito de peluche").
"X-Men First Class" fue una grata sorpresa, con una propuesta quintaesencialmente relacionada, por sus temas y tono general, con los mutantes del universo Marvel; esta precuela de origen funciona como un efectivo "rebarajar las cartas" que, lejos de hacer a la película parecer alguna bastardización de las historias de la banda del pelado de la silla de ruedas (aquí caminando y con una saludable cabellera), permiten al espectador disfrutar de una de las mejores historias de los X-Men de los últimos tiempos.
Muy recomendada.
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