La Batalla de Las Piedras tuvo lugar a media tarde del 18 de mayo de 1811. Este enfrentamiento constituyó el primer y último triunfo importante de las fuerzas revolucionarias adherentes a las Provincias Unidas del Río de la Plata, en lo que luego sería Uruguay, al mando de José Gervasio Artigas.
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200 años de la Batalla de las Piedras
Historia: Batalla de las Piedras
Los sucesos de Mayo de 1810 en Buenos Aires, habían iniciado el proceso revolucionario en el Río de la Plata, cuyo objetivo era la eliminación del dominio imperial español en esta parte de América. En buena medida, ese proceso estuvo originado por las guerras napoleónicas que se desarrollaban en Europa, cuando fue ocupada por los franceses. También influyó la política de Inglaterra, que estaba comprometida en la guerra contra Napoleón; y a la que interesaba además obtener una buena posición y marítima en el del Río de la Plata, como lo habían demostrado las Invasiones Inglesas.
Cuando en Buenos Aires la Junta de Mayo declaró la independencia de España, la ciudad de Montevideo se mantuvo fiel al trono español; pero algunos criollos importantes no estuvieron de acuerdo. Entre ellos, José Gervasio Artigas, que era Capitán del principal cuerpo militar de la ciudad y del territorio uruguayo entonces conocido como la Banda Oriental. Destacado en la ciudad de Colonia como Capitán de una compañía de Blandengues, desertó el 15 de febrero de 1811 y viajó a Buenos Aires, donde se unió al movimiento revolucionario, quedando a las órdenes de la Junta de Buenos Aires.
Artigas tenía una influencia muy grande en el territorio de la Banda Oriental, porque desde 1797 se había incorporado como Oficial al Cuerpo de Blandengues, con el cual había recorrido por varios años todo ese territorio persiguiendo a los ladrones de ganado que provenían del sur del Brasil, entonces bajo el dominio portugués. También había tenido a su cargo otras actividades, como propiciar la colonización del territorio, haciendo repartos de tierras y fundando nuevas poblaciones. Esa actividad lo había hecho conocido y apreciado por los principales pobladores del territorio rural; por lo cual tenía gran ascendiente sobre ellos.
Artigas, que a su retorno de Buenos Aires había constituído su cuartel general en la ciudad de Mercedes, situada sobre el Río Negro cerca de su desembocadura en el Río Uruguay; se había dedicado a reclutar un ejército revolucionario.
Las condiciones del ejército artiguista eran muy precarias. Los soldados carecían de preparación militar, porque eran principalmente paisanos que vivían en el territorio en forma nómade haciendo de campo ocasionales, y peones de los establecimientos ganaderos, principalmente dirigidos por sus patrones, que las más de las veces eran los que actuaban como Oficiales.
El armamento era totalmente improvisado, apenas tenían algunas armas de fuego rudimentarias que habían sido utilizadas para defensa contra los indígenas y los bandoleros portugueses; y sobre todo disponían de armas improvisadas, como cuchillos, lanzas construídas con hojas de tijeras de esquilar atadas a las cañas tacuaras o ramas de árboles que empleaban como “picanas” (garrocha) para dirigir el ganado, y otros utensilios propios de las tareas ganaderas, como las conocidas como “boleadoras”.
Las boleadoras eran un artificio inventado por los indios para capturar el ganado bravío, formado por tres esferas hechas de piedra, del tamaño de pelotas de tennis, atadas por una ranura a un extremo de unas tiras de cuero seco (llamadas “tientos”)a su vez unidas por el otro extremo. Se hacían girar rapidamente en el aire por sobre la cabeza de un jinete que al galope perseguía a un animal vacuno, y lanzado contra sus patas las enredaba produciendo su caída. Utilizadas como arma de combate, podían inmovilizar a un soldado, u ocasionarle fuertes golpes en su cabeza.
Las “picanas” eran cañas tacuaras, plantas que crecían en las costas de los arroyos y en las zonas de bañados, formando largas y gruesas varas huecas de gran resistencia. De ellas, los gauchos - garruchos = portadores de garrochas - recibieron su designación; que las utilizaban, montados a caballo para guiar el ganado y mantenerlo en orden durante sus desplazamientos por los campos, para conducirlos a los lugares de matanza. Fueron convertidas en lanzas, atando a su extremo la hoja de media tijera de esquilar.
Desde su cuartel general de Mercedes, Artigas emitió un mensaje dirigido a la población de la Banda Oriental, instando a la revolución; documento que es conocido como “La proclama de Mercedes”. El 28 de febrero de 1811, dos influyentes caudillos criollos, Pedro Viera y Venancio Benavídez habían proclamado la independencia de la Banda Oriental de la corona española, en el conocido como “Grito de Asencio”. Ello produjo una inmediata respuesta de los pobladores de la campaña oriental, en la cual de hecho dejó de ejercerse la autoridad colonial; y muchos se unieron al ejército de milicianos que Artigas estaba formando.
Desarrollo de la batalla.
El objetivo de Artigas, era avanzar con sus fuerzas sobre la plaza fortificada de Montevideo, para ponerle sitio; es decir, cercarla y tratar de penetrar sus defensas, para desalojar a las autoridades que respondían al trono español.
Con ese propósito, Artigas desplazó sus fuerzas desde Mercedes en dirección al sur, llegando a ocupar la población de Nuestra Señora de Guadalupe; actual ciudad de Canelones y capital del mismo Departamento, distante de Montevideo alrededor de 40 Kms.
El gobernador español de Montevido, envió al encuentro de Artigas un contingente militar de unos 1.200 hombres al mando del Capitán José de Posadas.
Los soldados españoles, eran militares profesionales, dotados de 6 cañones de artillería, 2 obuses lanzadores de granadas explosivas, y buen armamento de fuego, fusiles que eran de los más modernos de su época. La milicia revolucionaria estaba compuesta de unos 400 soldados de a pié y 600 jinetes. Los españoles estaban instruídos en la realización de maniobras militares y en el eficiente de su armamento; por su parte, los criollos eran hombres de campo, hábiles jinetes, y expertos en el manejo de sus utensilios para picanear y “bolear” el ganado cerril.
El enfrentamiento tuvo lugar el 18 de mayo de 1811 en campos próximos al pueblo de Las Piedras, hacia las 11 de la mañana.
Los españoles, que habían llegado por el camino desde Montevideo, adoptaron su posición de batalla sobre una zona de altura, muy cerca del Arroyo de Las Piedras que quedó a sus espaldas.
Artigas, que había ubicado su fuerza al frente, destacó en línea directa a la posición española un grupo de infantería al mando de Antonio Pérez, que amagó un acercándose a la distancia de alcance de tiro de los trabucos españoles, pero cuando éstos abrieron fuego simuló una retirada en derrota. Eso provocó que los españoles salieran de su ventajosa posición para perseguirlos; circunstancia en la que el grupo de caballería artiguista, al mando de Manuel Artigas, logró infiltrarse por el flanco izquierdo del contingente español en un movimiento envolvente, y llevó a cabo su ataque, quedando los españoles entre dos fuerzas atacantes.
La batalla duró varias horas. Hacia las 5 de la tarde las tropas españolas habían quedado derrotadas; y los revolucionarios americanos habían obtenido la primer victoria sobre los españoles. Posadas izó la bandera blanca y se rindió ante Artigas; en uno de los episodios que fueron luego tema de una de las pinturas patrióticas de Juan Manuel Blanes.
Principales consecuencias del triunfo oriental en Las Piedras.
La batalla de Las Piedras fué en primer gran triunfo militar de la revolución libertadora del Río de la Plata. Como tal, significó un episodio de gran trascendencia histórica, que tonificó el espíritu revolucionario americano.
Su principal consecuencia militar fue que Artigas pudo poner el primer sitio a Montevideo, en cuyas afueras acamparon sus fuerzas; recibiendo la asistencia de un ejército porteño enviado desde Buenos Aires al mando del Gral. José Rondeau. Todo el territorio de la Banda Oriental quedó fuera de la autoridad de los españoles.
Por una parte, la fuerza militar española en el Río de la Plata quedó practicamente eliminada, al haberse apoderado Artigas de buena parte de su mejor armamento. Eso movió al Virrey Elío, sitiado en Montevideo, a recurrir a la ayuda del gobierno de Portugal mediante la invasión de la Banda Oriental por el norte, desde el sur del Brasil. Ello comenzó un largo período de intervención portuguesa primero, y brasileña después, que de alguna forma pautó el desarrollo de nuestra historia hasta la Independencia.
Por otra parte, la asistencia militar prestada por la Junta de Buenos Aires para el sitio de Montevideo, inició un proceso de relaciones entre Artigas y el gobierno porteño, frecuente y crecientemente plagado de controversias y desinteligencias; que constituyera un factor de gran trascendencia en la culminación de la participación de Artigas en nuestra gesta libertadora.